Nos encontramos en una nueva modernidad liquida, una figura que trata de recoger este estado de cambio y transitoriedad permanente. Los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran. Mientras que los líquidos son informes, adaptables, se transforman constantemente: fluyen y se adaptan. Una metáfora que parece apropiada para identificar un concepto de geopolítica que traslada su particular topografía a la geografía inconmensurable de los océanos, el espacio, el aire y el agua (éstos como símbolos de los recursos naturales esenciales para la vida), las redes o los cambios que provoca el calentamiento global. Hemos escogido para este análisis global cinco temas - entre otros muchos posibles-, para obtener una panorámica estratégica de estos que consideramos retos transversales, y que abarcan un amplio espectro de cuestiones fundamentales para entender qué está ocurriendo en nuestro rededor. El Agua y los Recursos Naturales; su escasez y sus posibles alternativas. Se analiza la interrelación cada vez más patente de los conceptos de geopolítica y geoeconomía. El Mar y el Control de los Océanos; su seguridad garantiza los suministros vitales a nuestras sociedades. La capacidad de influir en el entorno marítimo es un elemento estratégico esencial en la política de defensa y seguridad de los países con intereses marítimos. El Medio Ambiente y los Fenómenos Naturales. Se analiza el cambio climático y sus consecuencias en la vida de las personas y su impacto geopolítico. El Espacio, ese inmenso mundo donde tiene lugar desde hace años una carrera tecnológica y militar, tensa y, sin embargo, tan pródiga en avances científicos que a todos benefician. En su análisis, se identifican sus actores, quiénes están desarrollando programas espaciales y con qué objetivos, así como la problemática legal que de ello se deriva. Y por último, el Ciberespacio y el Control de las Redes; en él se nos presenta un mundo nuevo donde la realidad muchas veces subyace debajo de lo visible y donde todo está inmerso, no quedando fuera ya casi ningún aspecto del mundo actual.
Nos encontramos en una nueva modernidad liquida, una figura que trata de recoger este estado de cambio y transitoriedad permanente. Los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran. Mientras que los líquidos son informes, adaptables, se transforman constantemente: fluyen y se adaptan. Una metáfora que parece apropiada para identificar un concepto de geopolítica que traslada su particular topografía a la geografía inconmensurable de los océanos, el espacio, el aire y el agua (éstos como símbolos de los recursos naturales esenciales para la vida), las redes o los cambios que provoca el calentamiento global. Hemos escogido para este análisis global cinco temas - entre otros muchos posibles-, para obtener una panorámica estratégica de estos que consideramos retos transversales, y que abarcan un amplio espectro de cuestiones fundamentales para entender qué está ocurriendo en nuestro rededor. El Agua y los Recursos Naturales; su escasez y sus posibles alternativas. Se analiza la interrelación cada vez más patente de los conceptos de geopolítica y geoeconomía. El Mar y el Control de los Océanos; su seguridad garantiza los suministros vitales a nuestras sociedades. La capacidad de influir en el entorno marítimo es un elemento estratégico esencial en la política de defensa y seguridad de los países con intereses marítimos. El Medio Ambiente y los Fenómenos Naturales. Se analiza el cambio climático y sus consecuencias en la vida de las personas y su impacto geopolítico. El Espacio, ese inmenso mundo donde tiene lugar desde hace años una carrera tecnológica y militar, tensa y, sin embargo, tan pródiga en avances científicos que a todos benefician. En su análisis, se identifican sus actores, quiénes están desarrollando programas espaciales y con qué objetivos, así como la problemática legal que de ello se deriva. Y por último, el Ciberespacio y el Control de las Redes; en él se nos presenta un mundo nuevo donde la realidad muchas veces subyace debajo de lo visible y donde todo está inmerso, no quedando fuera ya casi ningún aspecto del mundo actual.