Navarra, 22 de mayo de 1938, penal de San Cristóbal. La mayor evasión de la historia está a punto de comenzar. El 22 de mayo de 1938, en plena guerra civil española, dos mil quinientos presos del Fuerte de San Cristóbal de Pamplona, en su mayoría encerrados por motivos políticos, consiguieron volver a ser libres. Leopoldo Pico, uno de sus compañeros, había ideado un plan de fuga para escapar de los malos tratos, el hambre y la miseria de su vida entre aquellos muros. Desarmados, apenas organizados, sin tener una idea clara de la distribución y dimensiones del lugar, los presos esperaban una señal del organizador. Estaban débiles, famélicos, y dudaban de las posibilidades reales de éxito; parecía una locura, pero era su última oportunidad. Carmen Domingo narra en La fuga un episodio real de nuestra historia reciente, durante el cual 795 presos lograron huir del penal con la intención de cruzar la frontera y refugiarse en Francia. Pero no todos lograrían zafarse de las garras franquistas.