La fidelidad creativa es una síntesis preciosa y al mismo tiempo precisa de lo que la vocación cristiana que representa la vida consagrada está necesitando descubrir de modo incesante como verdadero vademécum que la acompañe en la renovación siempre pendiente, como algo vivo que es. Ni vivir delas rentas que terminan caducándose, ni ensoñar quimeras que nos hagan irreales, ni pactar con un presente que puede sofocarnos de modo impenitente. La fidelidad creativa pone en juego nuestra libertad humana ante una gracia divina que Dios siempre promete y regala, para saber agradecer la larga historia de un pasado que nos contempla como herencia, para saber acoger esperanzados un futuro que nos aguarda, mientras reconocemos apasionados el presente que cotidianamente nos desafía y acompaña.