Por todas partes se respira un intenso deseo de familia, que intentamos escuchar con apertura y queremos favorecer. Este deseo de familia persiste a pesar de la complejidad de la problemática familiar en nuestro mundo y la gravedad de su situación en muchos lugares. Ofrecemos una nueva mirada sobre la familia, con estas claves. No prescinde de la doctrina eclesial sobre el matrimonio y la familia. Sin embargo, incorpora una triple impostación: la misericordia; la gradualidad de los procesos humanos y familiares; y el sentido pastoral, para evitar que la aplicación indiscriminada de la doctrina genere situaciones que rechinen contra el sentido común y el sentido del evangelio. Esta nueva impostación exige una reflexión seria para ir moldeando los cauces, modos, caminos y razones que la conformen y sostengan. En definitiva, nos situamos como un párroco que mira con los ojos del buen pastor a su rebaño, que sufre y busca la felicidad. Este párroco, bien formado en teología sacramental y moral, en derecho canónico y en pastoral, no mira a las personas concretas, con sus historias, sus búsquedas, sus errores y sus sufrimientos como un profesor que pontifica desde la cátedra de modo abstracto sobre el ideal de la familia cristiana: la fidelidad, la indisolubilidad, la apertura a la vida, la sacramentalidad del matrimonio rato y consumado. Conoce toda la gama de grises en que discurre la vida de tantas personas, donde los ideales no deben impedir la bondad del paso modesto en línea con el evangelio y la humanización que se puede dar, que conviene apoyar, sugerir en su caso, y bendecir siempre con afecto, apoyo y cercanía.