Hay miles de blogs, pero Fallera Cósmica sólo hay una. El de Marina Sanmartín, vivo desde agosto de 2009, es el claro ejemplo de cómo debe ser un buen cuaderno de bitácora digital. Compuesto por pequeños textos experienciales, encontramos en ellos referencias a la vida cotidiana, a aquellas cosas comunes a todos -la vista a través de una ventana; el recuerdo de un sueño; el de una persona lejana en el tiempo; los pensamientos que se deslizan mientras tomamos el primer café del día; el encuentro con los amigos en una terraza...-. Pedacitos de vida que identificamos como nuestros, expresados con una sencilla y adictiva prosa. Los lectores advierten un peculiar déjà vu, abierto a la reflexión personal sobre las rutinas vitales, marcadas por el acompañamiento de libros, películas, series de televisión y músicas que invaden los sentidos.