¿Cómo poner en valor la acción educativa de los museos? La respuesta a esta pregunta requiere un tránsito por las múltiples realidades que conforman la educación museal: desde la museografía, hasta las intervenciones de los educadores, pasando por la participación de los visitantes. En este volumen realizamos un recorrido cuyo punto de partida es la importancia que posee el mensaje expositivo (la selección de los objetos, la distribución espacial del museo, las posibilidades interactivas, el diseño de las actividades…) a la hora de dar significado a la colección. Estas cuestiones son de especial relevancia para los museos, interesados en conocer cómo recibe el público ese mensaje expositivo. Para comprender mejor esta temática, realizamos un recorrido por el ámbito de la evaluación en los museos, desde las pioneras investigaciones de los años setenta y los estudios de público, hasta las evaluaciones de corte más cualitativo y estudios observacionales. Dentro de esta última tendencia, entendemos el museo como un espacio de aprendizaje que puede complementar a la escuela. Sin duda, explorar las posibilidades de los museos como recursos para el aprendizaje de las materias escolares es un marco interesante para reforzar la relación entre ambas instituciones. A este respecto, incluimos dos ejemplos que vinculan museos de patrimonio industrial con el aprendizaje de la Historia. Este estudio, orientado más hacia la escuela, encuentra continuidad con un modelo de evaluación que orientamos más hacia el museo, en concreto, a la acción pedagógica de los educadores. En conjunto, pues, tratamos de ofrecer algunas claves para fortalecer los vínculos escuela-museo y reivindicar las buenas prácticas que, desde estos últimos, se vienen realizando en los últimos años. Así lo estamos comprobando durante el desarrollo del proyecto de I+D+i Evaluación Cualitativa de Programas Educativos en Museos Españoles, cuyas bases metodológicas, expuestas en el último capítulo a modo de colofón, sustentan el presente libro.