En palabras del profesor José Ángel García de Cortazar, «el protagonista del volumen de estudios sobre la Edad Media peninsular es la frontera, entendida con suficiente amplitud de miras como para hacer de ella un vector de investigación en que caben con identidad suficiente tanto el análisis de casos concretos referidos a distintos aspectos (espaciales, económicos, sociales, políticos, culturales) como su articulación sintetizadora. Esta segunda es precisamente la que, a la postre, permite distinguir, en cada uno de aquellos aspectos, y, sobre todo, en su combinación global, dos gradientes de situaciones. De un lado, el que tiende a expresarse en términos socio-espaciales: centro, periferia, confín más que frontera y alteridad. De otro lado, el que, en parte, como desarrollo consecuente de ese primer gradiente, suscita otro que se expresa en términos más bien socio-culturales: comunión, aceptación, disenso, resistencia, oposición, rechazo. En ambos casos, el polo de referencia lo constituye un poder instalado en los variados, y, con frecuencia en la Edad Media, concurrenciales y siempre relativos, centros que dicta las pautas de comportamiento que definen las condiciones de inclusión y exclusión en un sistema social determinado. Para la captación y el estudio de los procesos, la historiografía de los últimos treinta años ha ido rebajando el papel dominante que, en un tiempo, se atribuyó a los factores económicos para ir transfiriéndolo a los factores sociales y aun a los culturales en su más amplio sentido». Así, la gran frontera peninsular, la de cristianos y musulmanes, pero también las internas, las nacionales, las ideológicas, las religiosas, las internacionales, las socio-económicas, las forales, las culturales, entre otras, vertebran los nueve trabajos que contituyen este volumen y que tienen su origen en el Seminario Internacional «La Edad Media Peninsular: aproximaciones y problemas» (2014), que tuvo como sedes la Universidad de los Andes, la Universidad de Chile y la Universidad Adolfo Ibáñez.