«La Iglesia conoce, gracias al Evangelio, la verdad sobre el hombre. Esta consiste en una antropología que la Iglesia no cesa de profundizar y de comunicar. La afirmación primordial de esta antropología es que el hombre es imagen de Dios, que es irreductible a una simple parcela de la naturaleza, o a un elemento anónimo de la ciudad humana. (...) Esta verdad completa sobre el ser humano constituye el fundamento de la Doctrina social de la Iglesia, así como la base de la verdadera liberación. A luz de esta verdad, no es el hombre un ser que pueda subordinarse a los procesos económicos o políticos, sino que esos procesos están ordenados al hombre y sometidos a él». (Discurso inaugural pronunciado por Juan Pablo II en la III Conferencia del CELAM, Puebla, 28 de enero de 1979)