La diosa Fortuna ha sido concebida tradicionalmente como una personificación de aquellos elementos de la vida humana que no podemos manejar, sino que están en manos del azar.?En realidad, el poder de la Fortuna ha sido grande, porque todas las dimensiiones de la vida tienen un componente azaroso no domesticable de manera racional, desde la propia constitución genética de nuestro cuerpo hasta el éxito, la riqueza, el amor y la muerte, pasando por el tiempo, su duración y las circunstancias en que nos toca vivir. En cierta medida, podríamos concebir el proceso de racionalización occidental como un intento constante de dominar el azar y la suerte mediante la aplicación de procedimientos racionales en todas las esferas de la vida individual o colectiva. Pero siempre queda un resto de azar que no puede ser sometido a la razón, además del hecho analizado por Max Weber de las paradojas de la racionalidad occidental: cada nueva vuelta de tuerca del proceso de racionalización produce nuevas formas de irracionalidad. Destaca el carácter multidisciplinar del libro: junto a análisis de las metáforas nos encontramos también con enfoques propios de las nuevas formas de historia cultural, la sociología, la filosofía, la literatura y la iconografía, ya que en todos estos campos ha aparecido tradicionalmente la diosa Fortuna como personificación de la suerte y del azar en los asuntos humanos. La primera parte, aunque hace incursiones a épocas anteriores, se centra en tres tradiciones intelectuales y artísticas durante los siglos XVI y XVII —iconografía, literatura y filosofía política— en las que la diosa Fortuna ejerce su triunfo y enorme influencia como metáfora y alegoría. Durante los siglos de la Ilustración o del Progreso, la diosa sobrevive en un segundo plano y resurge con fuerza a partir de las guerras mundiales del siglo XX, pues se agudiza nuestra percepción de que la vida depende de muchos factores que no podemos controlar. Por ello, la segunda parte del libro se centra en aquellos elementos contemporáneos en que reaparece la Fortuna, si bien, claro está, transmutada y secularizada en otras categorías como las de azar, riesgo, suerte o destino: la fragilidad de la vida buena de los individuos ante el amor o la tragedia, las relaciones entre Justicia y Fortuna, el regreso de ésta en la llamada «sociedad del riesgo» o el poder de la Fortuna en los campos de concentración constituyen elementos importantes para formas actuales de reflexión filosófica.