Que a Julián le atacaran en mitad de la noche podría ser lo mejor que le ha ocurrido en la vida. Una figura misteriosa, aunque con voz y formas femeninas, acude en su ayuda. Hasta ahora no había valorado en una dama que fuera una experta lanzadora de cuchillos... Antes de desaparecer ha dicho llamarse Diana. Y le ha cautivado pero ¿cómo volver a encontrarla? A Catalina de Velasco le gustan los juegos amorosos. Pero prefiere que sigan siendo solo eso, juegos: ni quiere marido ni le hace falta. Ya aprendió qué se puede esperar de un hombre con su primer pretendiente —Felipe, el relamido marqués de Monteseco—. Pero los besos de Julián la atrapan... A sabiendas de que se presentó ante él con una identidad falsa, tendrá que ser ella misma si quiere reconquistarlo... o seguir siendo solo Diana.