El ciclo político de expansión democrática abierto en 1974 viene mostrando síntomas de agotamiento en los últimos años. Desde comienzos del nuevo milenio han ido apareciendo problemas políticos que se han complicado con la crisis económica y financiera iniciada en el segundo lustro del siglo. La crisis ha tenido un efecto multiplicador de las deficiencias políticas, muy condicionadas por los cambios culturales habidos en las nuevas generaciones. Estamos ante una aceleración del «tiempo histórico». Asistimos a un cuestionamiento de las «verdades» existentes, entre ellas la propia democracia representativa, el funcionamiento del sistema económico, las instituciones, avanzando hacia el unilateralismo, el proteccionismo e incrementándose los egoísmos nacionalistas. Hemos entrado en un ciclo político distinto, resultado de una crisis de «raíces culturales», mucho más intensa y aguda de lo que inicialmente se pudo pensar. A ello se han incorporado formas de protesta diferentes y distintos tipos de acciones colectivas que han roto con los modelos habituales a los que se había acostumbrado la sociedad y que son síntomas de los cambios de valores que se están produciendo. Estaríamos asistiendo a una especie de «tormenta perfecta». Los asuntos que trata este libro tienen una alta volatilidad. Durante la elaboración del mismo fueron surgiendo acontecimientos importantes que obligaron a una revisión de los textos. Ello condiciona su lectura. Los autores forman parte de un conjunto de disciplinas que provienen de las Ciencias Sociales (politólogos y sociólogos) o de las Humanidades (historiadores), pero que tienen un punto de encuentro en la Historia del Tiempo Presente, donde la colaboración entre materias es imprescindible para avanzar en el conocimiento. Abordar el pasado, analizando acontecimientos cercanos en los que las generaciones protagonistas están presentes, es un reto, y más cuando dichos procesos históricos no están concluidos. Es el caso que nos ocupa.