¿Quién escribió el Cantar de mío Cid, La Celestina o el Lazarillo? ¿Cómo valoramos una obra literaria a partir de su autoría? ¿Cómo se enriquece la interpretación de los personajes y contextos? ¿Es mejor echar tierra sobre la firma de un narrador o intentar esclarecerla? Sin duda, identificar el autor permite captar la verdadera dimensión de una obra y el aluvión de investigaciones facilita la entera interpretación y valoración de cada texto literario. En el caso de la autoría del Lazarillo, entre tantos candidatos, sobresale la personalidad y dimensión literaria de Diego Hurtado de Mendoza, con su anverso humanista y bibliófilo, y su reverso político y vividor, «confesando yo no ser más santo que mis vecinos».