Después de haber participado en 1805, con catorce años, en la batalla de Trafalgar, en la que la flota hispano-francesa fue batida por la inglesa, Gabriel de Araceli se encuentra dos años después, en 1807, en la villa y corte. Criado primero de una actriz y después de una aristócrata, resulta así testigo privilegiado de las intrigas y rivalidades que en la corte de Carlos IV enfrentan a partidarios y enemigos del favorito Godoy el Príncipe de la Paz como del príncipe Fernando, futuro Fernando VII. El malestar popular que fuerza la caída de Godoy y la abdicación del monarca tras el motín de Aranjuez en marzo de 1808 y la inmediata intervención francesa, preludio del levantamiento del 2 de mayo en Madrid y el comienzo de la Guerra de la Independencia.