La contaminación atmosférica se relaciona con numerosas enfermedades y amenaza nuestra calidad de vida. Y es que el aire que respiramos contiene un cóctel de agentes nocivos en forma de gases, vapores y partículas en suspensión. Aunque algunos de estos contaminantes atmosféricos son de origen natural (las erupciones volcánicas, el polvo sahariano o el polen), aquellos producidos por la actividad humana suelen ser más peligrosos y se podrían controlar; como el tráfico, que es el principal responsable del deterioro de la calidad del aire en las ciudades. Este libro sintetiza los avances en la investigación de los efectos en la salud de cada uno de los contaminantes atmosféricos y además propone acciones para evitarlos. La mejora de la calidad del aire es un reto a escala planetaria y una responsabilidad colectiva que, mientras no sea asumida, provocará que nuestra salud esté “en el aire”.