Como cualquier otra realidad social, la nación es un producto humano. En cuanto tal, es el resultado de un trabajo que los sujetos realizan sobre una base objetiva; pero es también una construcción que los sujetos han edificado, transformando tal base. La condición nacional, o base objetiva sobre la que la nación se constituye, puede ser considerada como el resultado de un proceso de transformación desde una situación anterior prenacional hasta una nueva situación que llamamos «nacional». Dentro de su ámbito político, la lucha de clases será 1a lucha que las clases sociales libren por desempeñar la función de clase nacional, esto es, por constituirse como hegemónicas en la dirección del modelo nacional. La nación será así la construcción objetiva final que resulte de la acción subjetiva de las clases, acción de concreción y de transformación de la base económica y social en que consiste cada modo nacional de organización. El autor distingue entre procesos nacionales rápidos y procesos nacionales lentos, y analiza los tipos de liderazgo propios de los primeros: el líder carismático, el líder político en sentido estricto y el líder intelectual. El problema de la definición de la colectividad que se presenta como nación ocupa inevitablemente un lugar central en una teoría del nacionalismo que, como toda teoría general, tiene en su origen la experiencia de una realidad muy concreta: el proceso de construcción de la nación vasca y el triunfo circunstancial en él de un modelo esencialista de la nación que corre el riesgo de acabar creando dos nacionalidades escindidas y enfrentadas.