La cebra Debra está desesperada porque no le gustan sus rayas y quiere cambiar su aspecto. Se pone un vestido de lunares para parecerse a un leopardo, zapatos de tacón para ser tan alta como una jirafa, pestañas postizas para tener los ojos tan bonitos como los de una vaca, e incluso se disfraza de unicornio... ¡rosa!, hasta que un nuevo amigo la convence de que lo más bello está en el interior.