La caza es un arte y como todo arte tiene unos alrededores; en estos relatos las historias de vida la circundan con personajes, actores y espectadores que disfrutan y sufren con los lances de inusitada belleza en plena naturaleza, renovando en cada uno lo aprendido de experiencias ancestrales. En ellos, la pluma de nuestro autor se adentra en cada una de las vivencias de la competición cinegética: los galgos en largas carreras por la campiña ecijana, a través de los surcos sembrados, y la liebre dormilona que saltará veloz esquivándolos con sus elegantes movimientos y quites que la alejan del hocico del lebrel, y los recuerdos de Diana, se adivinan en un campeonato de caza menor.