Escrito desde la conciencia de una vida hecha, La caza del ciervo describe el lamento del abandono, la inerme situación de cada ser ante lo irreversible y la futilidad de la esperanza ante la experiencia. El pesimismo, el individualismo escéptico o el abandono en la belleza, siempre efímera, se contraponen a la reiteración implacable de la realidad. «Y en el jardín final solo hay visitantes / que con admirada o entristecida visión / contemplan el cuerpo del ciervo cazado».
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