"La antigúedad como futuro" analiza la condición del gusto neoclásico a partir de la complejidad de las ideas estéticas del neoclasicismo y la interpretación del mundo antiguo. Frente a las concepciones unilaterales, y casi siempre estilístico formales, Assunto pone de relieve la diversa fisonomía del neoclasicismo, que nutre tanto la sublimidad heroica y moral de la Revolución. La brillantez de la prosa de Assunto nos "hace ver" el paso que en el Romanticismo se produce, advirtiendo así una continuidad que choca frontalmente con los habituales tópicos de manual, perfilando la coherencia de una época que es el amanecer de la nuestra.