¿Puede existir alguna relación entre un animal insectívoro como el chotacabras, el arte de la alfarería y los celos conyugales? ¿Puede haber algo en común entre las ingenuas especulaciones de las tribus más primitivas de la Amazonia, especialistas en la reducción de cráneo humanos, y las de los psicoanalistas de la escuela de Freud y Jung? En este libro, la posición de Lévi-Strauss al respecto es muy clara: nos asegura que los mitos de los indios son un hallazgo del saber sobre plantas y animales, sobre la sociedad humana y sobre las emociones, sobre el cuerpo humano y sobre los astros. Y que los descubrimientos de Freud y sus discípulos van por el mismo camino que la mucho más ambiciosa ciencia de los indios americanos: mientras un mito jívaro justifica los puntos de contacto entre el origen de la alfarería y los celos conyugales, la relación entre la arcilla del alfarero y el excremento del perezoso descubre varias formas de sexualidad y creatividad a través de ciertas consideraciones zoológicas y tecnológicas. En definitiva, los indios no tuvieron que esperar a Freud para dar a las cosas, según su contenido oral o anal, su correspondiente significado simbólico.