Mando en algunos centenares de vasallos poderosos, los cuales mandan en casi todos mis pueblos; la mayor parte me han abandonado, unos para seguir al rey Batallador, mi esposo, y otros para buscar al príncipe, mi hijo. ¿Y qué me queda? Un puñado que permanece fiel a su reina. Y conociendo, como conocen, que sin ellos no soy nada, no valgo nada; por precio de sus servicios exigen mi libertad y mis favores. Llevo el peso de la corona y ellos las riendas del Estado. Tengo que malquistarme con esos grandes, que pueden derribar mi trono sólo con apartarse de mi lado.Figura controvertida, soberbia y ambiciosa, favorecedora de intrigas políticas, traiciones, pasiones y amoríos, doña Urraca de Castilla, hija y heredera de Alfonso VI de Castilla y de Constanza de Borgoña, contrajo matrimonio en primeras nupcias con Raimundo de Borgoña y, a su muerte, con Alfonso I el Batallador. En 1109 fue coronada reina de Castilla con la firme oposición de la nobleza castellana, y al poco tiempo la discordia por las disputas territoriales rompió su matrimonio que dio origen a continuos enfrentamientos entre castellanos y aragoneses. Sus coetáneos se aliaron con ella o contra ella no dejando indiferente a ningún vasallo de su reino.Doña Urraca, la reina temeraria es la historia íntima de una de las personalidades más atractivas, conflictivas y poco conocidas de la historia de España enfrentada al excesivo poder de la nobleza y al clero, a la vez que un bello retrato de una época donde se urdieron multitud de intrigas a favor y en contra de una reina que, con su ambición política y personal, impidió alcanzar la unión de los reinos hispánicos, tarea que lograrían los Reyes Católicos cuatro siglos más tarde.