Un velero es siempre un barco cargado de evocaciones. No importa su modelo, su fisonomía o diseño. Siempre será fecunda fuente de inspiración por la romántica estela que sus singladuras dejan. El velero buque-escuela Juan Sebastián de Elcano, que tiene bien definidas sus constantes de embajador y navegante, es también forja de corazones y de talantes, y muchos de quienes lo mandaron o recibieron órdenes al pie de las jarcias o de los masteleros dejaron la impronta de sus vivencias y sus emociones. De ello hemos recibido, en este intento identificador, los alientos y estímulos más directos. El libro se escribe pues entremezclando historia, características, anécdotas, programas de la vida a bordo, estancias en puerto, acaecimientos, y sobre todo ilustraciones, muchas ilustraciones que sean como fanales de clara luz, con la que iluminar las frecuentes oscuridades que sus autores padecen porque es difícil trazar la biografía de un barco con alma propia y la experiencia vivida de tantos años en continua comunión con mares y vientos, y aún lo es más reflejarlo y sentirlo en su auténtico y esencial papel de embajador y navegante, cuando como un heraldo abierto a la fraternidad, el Elcano se acerca hasta los puertos más recónditos con su mensaje de vigente hispanidad a bordo.