Ante la conmoción de fundamentos que la existencia humana, por un lado, y la existencia cristiana, por otro, están sufriendo actualmente, este libro quiere abordar la pregunta fundamental del cristianismo: ¿Quién es Cristo? ¿Qué significó en el momento de su aparición histórica? ¿Qué ha significado a lo largo de veinte siglos de cristianismo y qué puede significar hoy para un hombre plenamente consciente de su situación histórica y dispuesto a estar presente en su tiempo con lucidez crítica y protagonismo personal? A lo largo de sus páginas van apareciendo algunas cuestiones radicales del vivir humano: ¿Cuál es el sentido último de nuestra existencia? ¿Qué están diciendo los cristianos al reconocer a Jesús de Nazaret como Cristo de Dios, es decir, como Dios encarnado para la salvación y liberación de los hombres? La palabra de Jesús, con su expresión cumbre en las bienaventuranzas, es una palabra que alumbra y arde, a la que ninguna tiniebla ha podido todavía apagar. Su actitud ante la existencia, fiel hasta el final de la muerte, es la expresión suprema de una vida entregada. Su resurrección es el signo y sello de la verdad de su palabra sobre el hombre, sobre el mundo y sobre Dios. Desde ella, los creyentes le han reconocido y le han confesado Cristo, Señor, Dios-con-nosotros, Dios. Para responder a estas preguntas, el autor ha hecho una exploración en profundidad y en extensión. Más allá de la pura actualidad, ha vuelto la mirada a la historia de la fe, para superar, dilatando el horizonte, las angosturas que ahora padecemos. Ha explorado a la vez en dirección de las raíces. Lo que se estudia son los problemas centrales: Dios, el hombre, el Espíritu, la libertad, la Iglesia, la soledad en el mundo, la vida eterna ya en el tiempo, la incapacidad para amarse y la muerte que el prójimo nos inflige, la acción del Espíritu en la historia y en el corazón de cada creyente... El estilo no es tanto de avance lógico cuanto de repetición concéntrica o, si se quiere, de ascensión en espiral. Son los mismos temas los que aparecen vistos cada vez en una nueva perspectiva o tratados con mayor profundidad. Todo ello para comprender, des-de la vivencia de la fe en la larga historia creyente, qué significa decir que en Cristo encontramos a Dios; que en él nos encontramos a nosotros mismos y que desde ese encuentro tenemos la posibilidad y la urgencia de realizar un encuentro interhumano. El autor ha enriquecido esta tercera edición, que la BAC se complace en ofrecer hoy a sus lectores, con una profunda y luminosa introducción en la que, de manera magistral, expone y valora críticamente las ideas dominantes en la cristología de los dos últimos decenios y el dinamismo que las ha impulsado.