Si alguna vez Mario Bellatin dijo que ingresó a la orden sufí sin ningún tipo de pretensión espiritual, en Jacobo reloaded nueva versión de Jacobo el mutante, publicado en 2004 parece haber vertido, eso sí, las consecuencias literarias de su devoción por esta práctica religiosa. Al recorrer la estructura de este libro el espectador se sumerge en algo parecido a un estado de oración semejante al que experimenta el narrador, quien pasó casi treinta horas en una celda acompañado de su tasbih objeto similar a un rosario, de uso tradicional entre los fieles de la religión islámica, invocando los noventa y nueve nombres de Dios. El detonante es una imagen: un grupo de ovejas pastando en un roquedal.