Las culturas y prácticas revolucionarias que florecieron en los años sesenta y setenta del siglo XX marcaron una fase de nuestra historia reciente en la que parecía que el mundo podía ?cambiar de base?. Fue un tiempo en el que las izquierdas radicales optaron, tanto en España como en otros países, bien por la lucha armada, bien por la actuación desde el movimiento obrero o la implicación en los nuevos movimientos sociales.