Tadeusz Mazowiecki, primer ministro de Polonia, fue uno de los miembros fundadores de «Solidaridad», el primer sindicato libre y autogestionado en la historia del movimiento obrero desde la Revolución de Octubre. Sólo un gran rigor intelectual podía permitir imaginar al socialismo como una posibilidad de renovación en una sociedad en la que socialismo es precisamente un sinónimo de corrupción y catástrofe. Este rigor le viene a Mazowiecki de su fe y de su cultura católicas. El cristianismo le suministró las razones para esperar contra toda esperanza la renovación y la paciencia necesaria para buscar lo posible en la total imposibilidad. Mazowiecki estuvo detenido desde el 13 de diciembre de 1981 al 22 de diciembre de 1982. Este diario es el primer relato completo de aquellos meses: los 'ritos' de la vida carcelaria, las iniciativas de protesta, la angustia ante la incertidumbre, las discusiones y las esperanzas de unos hombres a los que se quiso condenar al ostracismo y a la nada.