La censura gubernativa de libros en el XVIII siempre se ha estudiado poniendo el foco en el Consejo de Castilla. Este volumen propone una relectura de las fuentes y los procedimientos, que considere los cambios que en la década de 1760 articulan un sistema censor comprometido con la agenda, no siempre coincidente, del gobierno y de las élites intelectuales. Se refuerza y centraliza la autoridad del Consejo, pero a la vez la censura pasa de ser una purga de incorrecciones políticas, morales y religiosas asegurarse de la utilidad de los libros mediante un escrutinio más intervencionista, a menudo incardinado en un reformismo ilustrado. El nuevo sistema emplea las corporaciones doctas para la calificación técnica y doctrinal de los impresos; estas instituciones actuarán como censores colectivos, por delegación del Consejo, distribuyendo libremente tareas entre sus miembros. Aquí se ofrecen cinco estudios sobre las principales instituciones censoras radicadas en Madrid (los censores como individuos, la Vicaría Eclesiástica de Madrid y la Real Academia Española) a partir de sus propias series documentales, a menudo olvidadas, pero que dan información diferente y complementaria a los expedientes de imprenta del Archivo Histórico Nacional, con otros criterios y otras inquietudes al modelar las palabras y las ideas que pudieron leer los españoles del XVIII.