Una persistente sensación de incomodidad y desencanto define a los habitantes de estos maltrechos principios de siglo. Explotados por un sistema que obedece a la ley caníbal del mercado, agobiados por la falta de perspectivas -económicas, sociales, educativas, anímicas-, desengañados de las promesas de orden espíritual, somos presa fácil de líderes corruptos y mercaderes salvajes. En Insolencia. Literatura y mundo, Guillermo Fadanelli pondera la imaginación y el lenguaje como herramientas que fortalecen la idea de comunidad y el libre albedrío. El autor sitúa los orígenes de este ensayo en la necesidad de responder el cuestionamiento que se hace George Steiner de si, ante "la inmenza riqueza de vida" que hay en el universo y la cual debemos "aprender racionalmente", la ficción resulta un "propósito verdaderamente responsable, auténticamente adulto".