Esta es la historia de Andrés Iniesta, un chico humilde nacido para tocar la gloria. De niño ya deslumbró a sus paisanos manchegos con sus habilidades con el balón, pero el destino le tenía reservado un papel mucho más importante. Con tan solo 12 años se separó de su familia y partió rumbo a Barcelona. Allí pasó la etapa más difícil de su vida, aunque también compartió vivencias y alguna que otra travesura con jóvenes talentos como Víctor Valdés, Pepe Reina y Carles Puyol. Tras duras negociaciones con su padre José Antonio, el entonces presidente del Barça, Joan Gaspart, decidió apostar fuerte por él y le ofreció su primer contrato como profesional. El genio prosiguió su camino y desarrolló todo su talento. Perfeccionista hasta límites inimaginables, trabajó duro y su esfuerzo se vio recompensado. El gol de Stamford Bridge quedará para siempre grabado en la retina del aficionado culé. Igual que el tanto más importante de la historia del fútbol español, aquel que dio la victoria a España en el Mundial de 2010 y que mostró la dedicatoria más emotiva que hubiera podido imaginarse, a su fallecido rival y amigo Dani Jarque. Tras dos nominaciones al Balón de Oro y el premio a mejor futbolista europeo de 2012, Andresín se convirtió en Don Andrés.