El verdadero hombre, la auténtica mujer, se encuentran ocultos en el interior (señala el apóstol Pedro en su primera Carta 3, 4).Desde tiempos antiguos se ha considerado al corazón el genuino núcleo del ser humano. Quien conoce el corazón se conoce a sí mismo. Quien desconoce el corazón del otro, le ignora y le cosifica. Siguiendo esta lógica de la interioridad y del corazón, el autor realiza un itinerario en dos momentos para ayudar al lector a conocer su verdadero y profundo yo.El primer momento del recorrido se detiene en las etapas que van marcando el crecimiento en la vida espiritual de las personas (activa, pasiva y unitiva).El segundo momento se ocupa de la oración del hombre interior a partir de la Biblia y sus reducciones o peligros (la ideología, el activismo y el moralismo).