La poesía de Herbert es la de un hombre fiel a los grandes valores de nuestra civilización: la belleza, el arte, la cultura, la solidaridad, la justicia, que conoce y describe bien su indefensión ante la brutalidad y la impunidad con la que frecuentemente son violados. Su única defensa ante la ignorancia, la barbarie o la guerra es la inteligencia y su más sutil expresión: la ironía. Es la poesía de un hombre que siempre ha caminado erguido entre los que están de rodillas. Zbigniew Herbert nació en Lwów, ciudad de la Polonia oriental actualmente incorporada a Ucrania, en 1924. Se licenció en Economía, Derecho y Filosofía, y escribió poesía desde muy joven, aunque no pudo publicar su primer libro hasta 1956, tras el primer deshielo del mundo socialista. A partir de entonces fue dando a luz una importante obra, en verso y prosa, traducida a diversos idiomas y galardonada con premios internacionales como el Gottfried von Herder, el Nikolaus Lenau, el Petrarca, el Nacional austríaco para literatura europea, etc., siendo mencionado insistentemente entre los candidatos al Nobel de la Academia sueca. Mientras se preparaba esta antología, a la que Herbert quiso dar el título de su libro más famoso, el poeta, fascinado por la obra de Velázquez, viajó a Madrid en el verano de 1992 para visitar el Museo del Prado. Falleció en Varsovia seis años más tarde, el 28 de julio de 1998.