El presente libro es fruto de una necesidad compartida de atender y satisfacer toda una serie de vacíos e inquietudes surgidas como consecuencia de nuestra práctica docente cotidiana. La importancia de la improvisación en el ámbito del Jazz es un hecho sin discusión: es consustancial al propio lenguaje. Se puede decir que el Jazz es improvisación y que la improvisación es Jazz. Sin embargo, el planteamiento resulta bien diferente en el ámbito de la música clásica. En este sentido, podemos afirmar que, si bien la improvisación se ha convertido en un contenido curricular de Conservatorio, todavía no ha sido conceptuada en todo su potencial como una práctica que permite el desarrollo de variadas competencias, tanto específicas como transversales, fundamentales en la formación de los futuros profesionales de la música. Sin duda, una de las competencias que más se desarrollan con la improvisación es la creatividad. Y, sin duda, también, la creatividad es una de las competencias “estrella” para un músico, tanto en su faceta artística (como intérprete o compositor) como en su faceta más teórica (como estudioso, investigador, etc.). Esta es ya, por si sola, una razón más que suficiente para reconsiderar la importancia de la improvisación en la formación de los estudiantes de música clásica. Y esta es la meta que ha venido marcando y dirigiendo, desde siempre, nuestro trabajo como profesores de improvisación y que hemos dejado traslucir (al menos lo hemos intentado) a lo largo de todo el libro: la improvisación es un fin en sí misma, pero también es un medio para el desarrollo de otras competencias y habilidades (artísticas y de otro tipo). Por otro lado, libros sobre improvisación hay muchos y muy buenos, pero todos vienen del ámbito del Jazz, por lo que manejan un lenguaje muy específico y característico. Aunque mantenemos una mentalidad abierta y receptiva, defendiendo la simbiosis y el mestizaje de lenguajes (no en vano uno de nosotros pertenece al mundo del Jazz y otro al mundo de la Clásica), entendemos que se hacía necesario en el mercado un libro de improvisación contemplado desde una perspectiva musical sin etiquetas. Así, creemos que este libro resulta novedoso porque no se instala en ningún ámbito ni se cierra a ningún estilo, simplemente enseña a manejar la música de manera improvisada. Si el libro tiene algún mérito será, sin duda, el de presentar la improvisación con otros ojos. Aunque puede tener una aplicación directa en el aula (de hecho, en el Conservatorio utilizamos este tipo de materiales), también es un libro pensado para autodidactas. En realidad, es un libro dirigido a todo aquel que, sabiendo tocar un instrumento, quiera aprender a improvisar y disfrutar creando. El contenido del libro está organizado en dos grandes bloques. El primero de estos bloques constituye un nivel de improvisación básico en el que se trabajan los acordes tríadas y cuatríadas en todas las tonalidades; se cierra con las piezas de improvisación en diferentes estilos del capítulo 10. El segundo bloque de contenidos –correspondiente a los tres últimos capítulos del libro- constituye un nivel más avanzado de improvisación y se centra en la improvisación con dominantes secundarias y la improvisación modal. Al igual que en el primer bloque, se cierra con una serie de piezas para improvisar en diferentes estilos. Acompañando al libro, se presenta un CD con las bases armónicas de todas las actividades de improvisación que se proponen en cada capítulo. Es conveniente realizar las actividades siguiendo siempre el acompañamiento del CD, con ello el estudiante se obliga a mantener un tempo y una atención continuos durante toda la improvisación, aprendiendo a elaborar sus discursos musicales sin interrupciones de ningún tipo. Hemos escrito este libro en la confianza de resultar útil como guía para aprender a improvisar y como ayuda para abrir los caminos hacia el despertar de la creatividad musical y del goce lúdico de la creación. El tiempo nos dirá si lo hemos conseguido.