Traducida por primera vez al castellano y publicada originalmente en 1879, un año antes de la muerte de la autora, "Impresiones de un tal Teofrasto" narra las impresiones sociales y filosóficas de un solterón inglés de mediana edad que, al igual que su homólogo griego de la antigüedad, escribe con un tono crítico y burlón sobre sí mismo y sobre los personajes que ha conocido a lo largo de su vida. Pero Eliot no vierte una copia actualizada de los Caracteres de Teofrasto, sino que recurre a un estilo experimental y juguetón que anticipa el Modernismo y convierte al Teofrasto inglés en una parodia de su propio carácter y en una crítica en toda regla de la cultura europea del siglo XIX. Con su habitual inteligencia y amplitud de miras, haciendo gala de un envidiable acervo cultural, Impresiones de un tal Teofrasto ha sido durante muchos años un ensayo relegado del canon de Eliot al quedar ensombrecido por el éxito de sus novelas, pero es la obra en que mejor podemos disfrutar de su fuerte despliegue intelectual.