Este trabajo descubre cómo en la segunda mitad del siglo XIX se produjo una renovación del interés por el mundo del Medievo, que tomó una dirección distinta a lo que había sido la explotación romántica. La presencia de la Edad Media en estos años se manifiesta tanto en el campo de la literatura, como en el arte o la historia, e incluso en las más frívolas modas de la sociedad del momento. La reconstrucción que se realizó del mundo medieval se llevó a cabo a partir de una visión del pasado mediatizada por los varios movimientos intelectuales y sociales que conformaron esas décadas, como el socialismo o el feminismo, y, estéticamente, se vio marcada por los escritores realistas que se adentraron en este universo. La influencia de todos estos elementos hará que se pongan de manifiesto aspectos novedosos como la difícil condición de algunos grupos sociales y de las comunidades marginadas, y que se preste atención a momentos antes olvidados de la vida cotidiana. La Edad Media no será el paraíso terrenal que imaginaron los románticos, pues una sistemática desmitologización minará la elaborada leyenda. Este estudio trata entonces de percibir cómo el medievalismo evoluciona desde la corriente romántica a la modernista, proporcionándonos abundantes revelaciones sobre la cultura del Realismo.