El significado de la vivencia no está agotado aún, ya que representa al mismo tiempo la reversión de aquello que en Proust y también en Benjamin emana de la metáfora. Así como el nombre abandona a las gaviotas porque el cielo las divide y la diferencia se hace más patente que eso que las une, en la metáfora dos cosas distintas pierden su identidad consigo mismas, porque debido a una analogía descubierta por el poeta se ajustan una a otra. En Proust, la metáfora sirve para la búsqueda del tiempo perdido, según su propia idea. Del mismo modo que la experiencia de la madeleine, la metáfora también debe elevar al hombre por encima de la temporalidad a través del vínculo que crea entre un instante presente y otro pasado. Así, en Benjamin la comparación puede dar apoyo al recuerdo, cuando busca en el pasado los signos del futuro. Entonces los dos miembros de la comparación se comportan entre sí como el texto vivido respecto a su comentario profético que el recuerdo descifra. Tal se dice del niño goloso de Calle de mano única, que restaura la Infancia en Berlín en primera persona: su mano se escurre por la rendija de la despensa apenas abierta, como un amante a través de la noche.