Escrita a finales del 1738, "Idea de un Rey patriota" presenta, compendiado, el pensamiento de Bolingbroke acerca de los partidos políticos, a los que consideraba un mal por su tendencia a convertirse en facciones y, también, las causas de su oposición a los whigs, aglutinadas en la corrupción ministerial e incompetencia. Dedicada al entonces Príncipe de Gales, el autor defiende en ella un Rey-padre de sus súbditos que concentra el poder, situado por encima de los partidos, capaz de convertir los vicios privados en virtudes públicas, volcado en la prosperidad de su pueblo a través de la potenciación de la economía y el impulso de la actividad mercantil y financiera. El rey se convierte así en el centro de la Constitución, razón por la cual la obra, rápidamente traducida al francés y con múltiples ediciones desde su aparición hasta principios del siglo XIX, ejerció una gran influencia entre los absolutistas, legitimistas, doctrinarios y moderados y una enorme fascinación en la Inglaterra Victoriana.