Durante los últimos años, el fotógrafo vasco Fernando Moleres ha visitado una veintena de monasterios en todo el mundo el monte Athos en Grecia, Mont Saint-Michel en Francia, Santa Caterina en el Sinaí, Decani en Kosovo, Kopan en Nepal, Seta en el Tíbet, la Cartuja de Serra San Bruno en Calabria y, antes de empezar a fijar con su cámara rostros y sentimientos, vivió en aquellos lugares y compartió los ritos y los ritmos de vida de los monjes de las diferentes confesiones. Resultado de su investigación es este extraordinario libro, que trasluce una especie de visión «antropológica» del monacato, independiente de las latitudes o de las religiones: las diferencias litúrgicas y teológicas pasan a un segundo plano ante la dimensión espiritual común, ante la presencia perceptible de un elemento metafísico que trasciende el tiempo y el espacio. El objetivo de Moleres capta estos aspectos en los retratos individuales de los monjes, así como en las visiones corales, que transmiten al lector sensaciones de una profunda paz interior.