A primera vista, a los personajes de estos relatos parece no sucederles nada extraordinario. Sin embargo, en las pequeñas cosas de cada día se manifiesta, denso y devastador, el desmonoramiento de todo un mundo marchito, esa ruptura dramática que después de 1989 marcaria tantas biografías de la Alemania Oriental. Sin sentimentalismos, Ingo Schulze muestra ilusiones y desmparos, pánicos y alegrías -que no felicidad- arremetiendo sin previo aviso contra un elenco de hombres y mujeres, testigos de la caída de un muro que maduró tragedias año tras año y víctima tras víctima.
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