William Carlos Williams dedicó su vida a dos actividades la medicina y la literatura con la que estableció el doble compromiso que dictaría su manera de vivir hasta el final de sus días. Como médico fue, en el mejor sentido de la palabra, lo que denominamos un médico de cabecera, siempre pendiente de sus enfermos, a los que dedicaba prácticamente todo su tiempo y energía. Como poeta está considerado uno de los más importantes de este siglo en lengua inglesa, junto con Eliot, Yeats, Ezra Pound, Wallace Stevens y Robert Frost, y el primero, desde Walt Whitman, en crear una voz auténticamente norteamericana. Los relatos de "Historias de médicos" están escritos en los años crueles de la Gran Depresión. Abandonados a su suerte, sus protagonistas son gente sencilla y humilde, casi siempre desesperada, que deposita sus temores y esperanzas en el médico, sanador de cuerpos y, a veces, también de almas. Pero hay otros protagonistas: los propios médicos. Generosos o egoístas, comprensivos o intolerantes, bondadosos o indiferentes, excéntricos o abnegados. De "Historias de Médicos" Robert Coles ha escrito que "... son las mejores narraciones de este tipo que se han escrito desde que Anton Chéjov escribiera sus relatos".