En el siglo XVII, Nueva España era un territorio muy urbanizado; junto a las grandes capitales provinciales se encontraban medianas y pequeñas ciudades en las que se repetían los patrones de vida cotidiana implantados por los españoles en la ciudad de México. Este volumen estudia tanto los espacios físicos como los institucionales y corporativos donde se desarrolló la convivencia entre los diversos sectores sociales urbanos, así como el marco normativo que regulaba sus relaciones.