«El núcleo del humanismo crístico de Teilhard de Chardin es el de una religión de la tierra y de la vida que transfigura la realidad y que transforma la conciencia humana en un éxtasis ante lo divino ambiente, omnipresente. No es en rigor una religión de la ciencia, pero sí armonizada y no sólo compatible con ella. Si la obra de Teilhard transmite algún mensaje significativo al lector de hoy, su contenido esencial es sin duda éste: que la pasión por la vida, inherente a la conciencia humana, indispensable quizá para seguir viviendo y actuando, y que la racionalización científica característica del pensamiento moderno no eliminan toda religión y toda mística; antes, al contrario, pueden hacer surgir modos de creencia y de vivencia referidos al 'sentido' de la vida y de la acción, a lo absoluto y a lo universal, a lo divino, a un sacrum fascinante y benévolo». Alfredo Fierro, 'Prólogo'