Los ojos de quien toma fotografías también deben elegir cada instante, ya que esos momentos trazarán su propia cartografía personal. En el caso de Tania Abitbol, ese mapa tiene un elemento singular: la generosidad. Acercarse a cualquier localización ?ya sea desde Katmandú y Nepal, Tibet o Bután? es hacerlo casi tocando la brisa de la montañas con las manos: ritos, paisajes, texturas, rostros y colores que lo impregnan todo configurando un relato mágico allí donde sucede la vidaHIMALAYA es un viaje espiritual a la memoria de lo que alguna vez hemos sido, la madurez de un trabajo responsable con aquello que muestra, el respeto de las diversas luces, una carta de amor al silencio, ese que nos devuelve la belleza escondida detrás de cada fotografía, el mismo silencio que nos reconcilia con la humanidad para hacernos más sabios.