La novela relata una historia conmovedora ambientada en el valle del Almanzora, Baza, Berja durante el reinado de Felipe II. La región del Almanzora, amenazada durante años por los ataques de corsarios berberiscos, por moriscos proscritos ("monfíes"), y por cabalgadores cristianos, es un hervidero de tensiones, odios, reyertas y pasiones. En este contexto, que viene a culminar en la sangrienta revolución morisca, se ve inmersa una familia morisca de Cuevas del Almanzora enlazada con otra cristiano-vieja de Serón. A través de las peripecias de cada uno de sus miembros, podemos conocer los rasgos más significativos de las sociedades morisca y castellana de la época y sus relaciones, expuestas con total honestidad y objetividad, alejadas de cualquier maniqueísmo. A lo largo de su trama, se nos presentan personajes muy representativos de estos hechos históricos como Aben Humeya, el Marqués de los Vélez o don Juan de Austria, a los que la autora trata de desmitificar y presentarlos con sus defectos y virtudes, con sus pasiones, grandezas y miserias. Pero los verdaderos protagonistas no son los que provocan las guerras con su codicia y su ambición, sino los que sufren a causa de ello. La novela, de un ritmo vertiginoso y gran rigor histórico, repleta de personajes, verdaderos prototipos humanos de aquella sociedad, nos muestra una parte de nuestro pasado en el que los enfrentamientos entre culturas, que ya creíamos superados, nos recuerdan algunos acontecimientos recientes que no debieran repetirse.