Thomas Mann no era judío, pero tanto su abuela, de origen brasileño, como su mujer y su propio editor, judíos ambos, le han valido con frecuencia la atribución de cierta identidad judía. Sus reflexiones sobre el antisemitismo parten de una matriz autobiográfica y nacen y se desenvuelven en los pliegues de una orgullosa, a la par que atormentada, identidad germánica. Estos textos ofrecen la oportunidad de aproximarse hasta las raíces decimonónicas de la cultura alemana de la mano de un guía privilegiado, que ha comprendido el legado trágico y vivo de una gran tradición espiritual en la que palpita una cuerda demoníaca y musical. Se presentan, por primera vez, todos los artículos, entrevistas y ensayos que Thomas Mann, entre finales del XIX y los primeros años de la segunda posguerra, dedicara a la siempre muy controvertida cuestión judía. Esta heterogénea compilación de textos no puede leerse como tantos otros análisis empeñados en sondear o en comprender el fenómeno del antisemitismo. A fin de afrontar mejor la lectura de los escritos que publicamos, que comprenden un arco temporal casi coincidente con el de la producción de nuestro autor (1893-1948), será útil considerarlos como un testimonio espiritual, pero también como una clave de acceso, un posible puente hacia la complejidad de una época, de un país, de una cultura y, aún más, de un personaje, Thomas Mann, que aún hoy es sometido demasiado fácilmente junto con sus escritos a la apisonadora de los juicios sumarios, las interpretaciones ideológicas y los forcejeos políticos. Hijo privilegiado de un tiempo hostil, Mann ha restituido el estremecimiento, la ambigüedad, el desgarro de la época, sin sustraerse nunca al riesgo de ser incomprendido. Es tan válido para él como para su Heine el lema: Dios me perdonará, pues es su oficio. Leamos, pues, estos artículos como un testimonio, como un documento de la vida espiritual de un exiliado más bien afortunado que no lamenta la pérdida de la propia patria geográfica y política (donde estoy yo, está Alemania), pero que cuenta en infinitud de variantes la agonía de un domicilio ético, el naufragio de la ambigua cuna romántica que se ha situado en el origen de esa cultura a la que un pacto de honestidad exige, hoy más que nunca, mirar como a un todo único, incluso en su deriva más obscena. Thomas Mann (Lubeck, 1875 Kilchberg, Zurich, 1955) escritor y ensayista, es uno de los más grandes autores del siglo XX alemán y europeo. Premio Nobel en 1929, debido a su oposición al régimen nazi, vivió exiliado desde 1933 en Suiza y después en Estados Unidos, trasladándose a Zurich en 1952. Mann se impuso a la atención del público y de la crítica con Los Buddenbrook (1901), a los que siguieron otras obras maestras como Muerte en Venecia (1912), La montaña mágica (1924) y Doctor Faustus (1947