El progreso sin límites sobre el que se sostenía la sociedad de nuestros días ha dejado de ser un paradigma válido. La universidad debe estar a la altura de los retos de nuestro tiempo. Como expresó Mayor Zaragoza: El tiempo de silencio ha concluido. De ahora en adelante, delito de silencio. Llegó la hora de que los académicos percibamos la vida que hay más allá de las almenas de la torre de marfil, y actuemos en consecuencia. El cambio no se conseguirá de la noche a la mañana, así que mejor comenzar cuanto antes.