La educación no es producto final acabado al modo de una mercancía, un producto satisfecho y alienado. La educación como mercancía, como servicio ni se compra ni se vende, se construye, se comparte, se aprende, se enseña... La educación es esencialmente fruto de la cooperación y nos educamos en sociedad, si de identidad humana hablamos. Una persona educada tiene que ver con el desarrollo de la sensibilidad a los infortunios ajenos, especialmente de aquellos que no tienen la posibilidad de ver satisfechas sus necesidades humanas más elementales.