Gumer vive, en compañía de otros ratoncitos, en un islote perdido en medio del océano. Un buen día, descubre una extraña piedra luminosa al fondo de una gruta. Esta piedra, que ilumina y da calor, atrae pronto la atención de sus amigos. Y todos tienen un solo deseo: poseer el mismo tesoro. Pero Matusalén, el más anciano de todos ellos, les advierte: esas prodigiosas piedras de fuego pertenecen a la tierra. No se las podemos quitar sin darle algo a cambio.A partir de ahí, la historia puede acabar bien o acabar mal.Exactamente igual que la historia de nuestro planeta. Y es que cada uno de nosotros puede destruir la tierra o salvarla. Nuestra es la elección.