De acuerdo con los estudios epidemiológicos más recientes, los trastornos de salud mental afectan a una de cada cuatro personas. Por ello, no es algo ajeno cuando hablamos de personas con trastornos mentales, hablamos de nosotros mismos, de nuestros padres, de nuestros hermanos, parejas e hijos. Aunque en la actualidad existen tratamientos efectivos para los trastornos mentales más importantes, la mayoría de los afectados por problemas de salud mental tardan entre ocho y quince años en solicitar ayuda profesional o, incluso, no llegan a pedirla. En muchos de esos casos es debido al desconocimiento y a la falta de información especializada. Desde este punto de vista, es muy importante que profesionales que trabajan en la salud o en cualquiera de los distintos ámbitos de actividad humana -psicólogos, profesores, médicos de atención primaria y otras especialidades, personal de enfermería, trabajadores sociales, abogados, entrenadores deportivos, coaches, etc.- sean capaces de detectar problemas psicológicos en las personas con las que trabajan o las que atienden y así poder orientarlas mejor. No se trata, ni mucho menos, de suplantar a los profesionales de la salud mental, sino de optimizar un proceso que, de facto, ya ocurre. Los primeros que identifican los síntomas iniciales de los trastornos mentales suelen ser las personas más próximas, por supuesto los familiares, pero inmediatamente después se sitúan los profesionales de todo tipo que interactúan con los afectados. Esta obra tiene como principal objetivo el de dotar a todos los profesionales, especialistas o no en salud mental y estudiantes en formación que trabajan o van a trabajar con personas, de estrategias útiles y prácticas para detectar problemas psicológicos y de salud mental y ayudarles a desarrollar habilidades que permitan eliminar el estigma de la enfermedad mental y garanticen el mejor tratamiento para todas las personas, en todas las etapas de su vida (cont.)