La convivencia escolar ha cobrado especial relevancia desde hace varias décadas debido a la importancia que tiene la vida relacional en las escuelas. Esto se justifica no sólo por su propio peso sino porque los procesos de enseñanza y aprendizaje, objeto primordial de la escuela, mejoran cuando el clima escolar es positivo y se basan en la comunicación y el respeto mutuo. El aula es claramente la unidad de análisis de la convivencia, dado que en ella se fraguan los procesos de enseñanza, emocionales y relaciones interpersonales. Esta obra se centra sobre todo en cómo mejorar los climas de aula y cómo promover un aprendizaje autónomo y respetuoso con la dinámica del aula. Destaca por su relevancia el conflicto de baja intensidad que se da con más frecuencia en su seno: la disrupción, o lo que es lo mismo, la alteración de la marcha de clase por alumnos (que anteriormente se calificaría de indisciplina) que conlleva una tensión entre profesor y alumno y alumnos entre sí. Este complejo fenómeno ha aumentado en las últimas décadas y exige un análisis amplio para su comprensión. Ante esta situación, un grupo de profesionales de la educación se ha planteado qué es lo que puede aportar para mejorar la calidad del clima del aula y del centro docente. A lo largo de los capítulos de esta obra se abordan temas como la agresividad, el conflicto, las malas y buenas relaciones entre compañeros, el desafío a la autoridad, la adaptación al medio escolar, la interacción entre profesores y alumnos, la inclusión de los elementos emocionales y las habilidades necesarias para crear un clima socio-afectivo positivo, la creación de normas y el análisis de la disrupción. El libro incluye una serie de instrumentos e indicadores, cuestionarios, sugerencias y diversos aspectos sobre los que reflexionar, de manera que el profesor pueda comprender a través de ellos los problemas que se están produciendo en el aula y encontrar estrategias para solucionarlos.