La industria alimentaria utiliza cientos de aditivos para modificar el color, el olor, el sabor y la textura de los alimentos y también para alargar su periodo de conservación. Suelen aparecer en la lista de ingredientes en forma de número E y las autoridades sanitarias los consideran seguros. Sin embargo, algunos aditivos que estaban autorizados hace unos años actualmente están prohibidos. La lentitud de la burocracia sanitaria unida al poder de la industria alimentaria puede provocar que durante años se sigan consumiendo tranquilamente decenas de aditivos que probablemente serán prohibidos a medio o largo plazo.